Una persecución a contrarreloj

Jason Bourne vuelve para no dejar indiferente a nadie. La franquicia del asesino amnésico estrena en todo el mundo su cuarto largometraje pasando por alto el spin-off, El legado de Bourne con Jeremmy Renner como protagonista, que se hizo hace unos años sin el binomio Greengass-Damon. Esta nueva película, titulada Jason Bourne a secas, intenta resolver las incógnitas del agente Bourne (Matt Damon) que resurge desde un lugar oscuro para buscar venganza.

La saga Bourne (El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne…), basadas en las novelas de Robert Ludlum, marcaron un antes y un después en el cine de acción gracias a los agitados giros de cámaras, planos cortos o las persecuciones de coches al más puro estilo de A todo gas que ponen al espectador en frenesí. El culpable, el director Paul Greengrass, que vuelve con esta nueva entrega para demostrar que rodar escenas de acción es lo suyo.

Para Universal Pictures, la productora, estaba claro que el regreso de Bourne se produciría con Matt Damon en cabeza de cartel. Pero su vuelta estaba bajo condiciones. Damon exigía que Greengass estuviera en el mando de la dirección. Y así fue. La unión Damon-Greengass se conformó una vez más para que ese feeling existente traiga éxito en la taquilla. Sin embargo, el actor de Marte vuelve al combate pero sin intercambiar muchas palabras, ya que solo tiene 25 líneas de diálogo en toda la película. Al contrario que la oscarizada Alicia Vikander que apunta maneras y se mete en la piel de Heather Lee, una joven agente de actitud fría, en la que quizás pronto veremos un spin-off sobre su personaje. El gran Tommy Lee Jones también participa en la cinta para dar vida a un director de la CIA encargado de dirigir la persecución de Bourne. Su papel recuerda mucho a los ya interpretados en No es país para viejos o La presa. Y, por último, ser el “malo” de la película recae esta vez en el actor francés Vincent Cassel, que protagoniza las escenas de acción más impactantes junto a Damon, en ciudades como Las Vegas, Berlín, Washington o Londres.

Jason Bourne es un film sólido que recupera la esencia de sus predecesoras, el cine de movimiento, para no salir de un esquema que pueda defraudar al espectador. Le falta realismo y algo más de amor, pero para eso ya tenemos las películas de James Bond.

Nota: 7,5/10.

Publicado en Diario Málaga Digital.

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