
Almodóvar quería encontrarse consigo mismo en una película suya y lo hace en ‘Dolor y gloria’. Y qué mejor que poner su confianza en su chico favorito, Antonio Banderas, que se mete en la piel de Salvador Mallo, un director de cine retirado que recupera episodios de su pasado para escribir una nueva historia.
Estamos ante un cine de Almodóvar más maduro, que ya vimos con su anterior película ‘Julieta’, y que ahora vuelve a repetir pero de manera más personal. ‘Dolor y gloria’ es un reflejo, algo distorsionado y maquillado, de la propia vida del director manchego. En el film, tenemos episodios ya conocidos de su vida, como enemistades (como la que tuvo con Carmen Maura), el amor eterno que le rinde a su madre y al entorno en el que se crío, la relación con su asistente personal (Lola García) o las adicciones, un tema siempre presente en su filmografía. Pero sin duda lo que también nos trae de vuelta son sus particulares ‘chicos Almodóvar’ con un Antonio Banderas, en unos de sus mejores papeles, perfecto hasta los gestos. Julieta Serrano, que nos regala unas de las escenas más tiernas y sentimental de la película (Serrano, no tiene Goya qué mejor ocasión para dárselo). Penélope Cruz y Cecilia Roth, en papeles menores. Y la confianza en nuevos actores como Asier Etxeandia, que está brillante, risueño y claro candidato al Goya, Nora Navas o Leonardo Sbaraglia, siempre perfectos.
Almodóvar vuelve con una obra íntima y redonda pero alejado de la esencia de autor que lo define ¿estamos ante un Almodóvar más maduro y menos perverso? ‘Dolor y gloria’ se ha estrenado en cines españoles el 22 marzo y suena con fuerza para formar parte de la sección oficial del próximo Festival de Cannes.
Nota: 7,5/10.