
Una película de terror feminista que podría haber funcionando pero que se queda en un relato insuficiente, irregular y que deambula por el aburrimiento y el sin sentido. La interpretación de sus protagonistas es lo único que salva esta propuesta que pasó por la pasada Quincena de Realizadores de Cannes 2019.
Habla de los primeros «zombies» que aparecieron en la cultura popular, en concreto, Haiti. Mezclando la vida actual con el pasado para narrar una historia de brujería, vudú y renacer de muertos en un grupo de jóvenes colegialas que practican la magia negra. La mirada intimista y particular de Bertrand Bonello seduce poco.
Nota: 3/10.