¡Larga vida a Tarzán!

El rey de la jungla regresa a la selva exótica que más fauna recibe, el cine. El famoso relato de Edgar Rice Burroughs vuelve a ser adaptado en la gran pantalla aunque con un enfoque distinto al habitual. Esta nueva historia, La leyenda de Tarzán, se sitúa años después de lo que sabemos sobre este mítico personaje. El hombre mono (Alexander Skarsgård) ahora es John Clayton III, Lord de Greystoke, un adinerado aristócrata que vive felizmente casado en Inglaterra con su mujer Jane Porter (Margot Robbie). Pero, un encargo por parte del Parlamento le hará volver de nuevo al Congo que una vez habitó. Aunque en realidad esta vuelta se trata de un plan ideado por el capitán belga (Christoph Waltz) para hacerse con los diamantes de la zona. David Yates, director de las cuatros últimas películas de Harry Potter, se pone al frente de esta nueva versión del rey primate para intentar atraer de nuevo a ese público masivo que congregó con el mago más famoso del mundo. Sin embargo, a pesar de que Yates maneja muy bien el género de la acción, con Tarzán le hace falta saltar muchas lianas para alcanzar el éxito. El guion tampoco convence mucho. El giro de tuerca que se ha querido hacer con el relato, no destaca lo suficiente para diferenciarse del resto.

La cinta está conformada por un reparto de lujo encabezado por Alexander Skarsgård, hijo del actor sueco Stellan Skarsgård  y conocido por su aparición en la serie True Blood, que es el encargado de meterse en la piel del Tarzán del siglo XXI. Él cual se ve apagado, y sin ganas de luchar. Margot Robbie cambia Wall Street por la jungla para ser la nueva Jane de esta era. Aunque a la actriz australiana le viene demasiado grande este papel, Bo Derek o Maureen O´Sullivan sí estuvieron a la altura, mostrando la sensualidad que requiere este personaje. Samuel L. Jackson representa a George Washington Williams, unos de los pioneros en escribir sobre los ciudadanos negros en Estados Unidos. El actor de Pulp Fiction se ocupa de poner el punto cómico en el film. Y por último, Christoph Waltz es el principal enemigo a batir de Tarzán. Waltz acostumbrado de ser siempre el malo de la película como en Malditos Bastardos o Spectre, interpreta a la perfección al capitán Rom.

La leyenda de Tarzán es una versión distinta a las demás que le hace falta pretensión, es decir, llegar a algún fin y no solo limitarse a contar una historia. A pesar de esto, la película consigue entretener.

Nota: 6/10.

Publicado en Diario Málaga Digital.