Tener a tu madre cerca puede ser lo peor. Marnie (Susan Sarandon), una reciente viuda con una alta posición económica, se traslada a Los Ángeles para estar más tiempo con su única hija, Lori (Rose Byrne), guionista de Hollywood. Sin embargo, esta se verá ahogada por las repentinas visitas y los numerosos consejos que su madre le da. Cansada del amor maternal, Lori aprovecha su viaje a Nueva York para tomarse un respiro. Mientras tanto Marnie, con su eterno optimismo y su impetuosa generosidad hacia los demás, encontrará una nueva meta en su vida.
Se trata del segundo trabajo de Lorena Scafaria, tras dirigir y escribir, en 2012,Buscando un amigo para el fin del mundo, con Keira Knightley y Steve Carell. En Una madre imperfecta, Scafaria ahonda en las relaciones materno-filiales, tomando claramente como referencia elementos autobiográficos. Siendo aquí donde está la principal fortaleza de la película, un guion plagado de numerosas anécdotas que la directora utiliza para ofrecer un tono más personal y real al film.
Sin lugar a dudas, el peso de toda la película lo sostiene una brillante Susan Sarandon, encarnando a una madre alocada, controladora y entrometida haciendo honor al título de la película. Y es que la actriz recordada por títulos como Telma y Louise, demuestra una vez más de que nada se le resiste y que todavía puede darnos grandes papeles en la gran pantalla. En roles con menor peso, destaca J.K Simmons, un agente de policía que le apasiona la música country, y en el que Marnie (Sarandon) se fijará para despertar sentimientos dormidos como el amor. Y en el papel de hija, Rose Byrne juega entre la antipatía y el egoísmo para construir su personaje.
No obstante, Una madre imperfecta no va más allá de ser una comedia simple, pensada para hacer reír con facilidad a un público joven. Aunque el profundo valor de su historia hace que merezca la pena verla, sobre todo, junto a esa persona que jamás lastima y siempre quiere, una madre.
Publicada en Diario Málaga Digital.